¡Podemos tener una relación intima con Dios! Para gozar de la presencia de Dios en nuestras vidas, y para asegurarnos de su presencia, debemos pasar tiempo con Él diariamente, conociéndole y acercándonos más a Él en compañerismo.
Podemos hacer cosas que ayudan a experimentar su presencia, pero también es posible hacer otras que impiden esa bendición. Por ejemplo, si caminamos en la paz y en el amor de Dios —tanto en recibir su amor como permitir que ese amor fluya a través de nosotros hacia otros –experimentamos más de su presencia.
A cualquier persona que realmente desea conocerlo más, el Señor le mostrará cómo lo puede hacer. Debemos encontrar las cosas que nos acercan a Dios, y ponerlas en práctica.
Podemos ocultar e impedir nuestro sentido de la cercanía de Dios cuando seguimos nuestros deseos carnales y nuestros propios planes, sin consultarlo a Él, o también cuando nos esforzamos en hacernos aceptables para Él.
Nuestros esfuerzos deben ser más bien orientados a la búsqueda de Dios mismo, tratando de conocerlo más, de escuchar su voz mejor, y de vivir en obediencia a sus preceptos.
Podemos disfrutar de su presencia o experimentar las presiones del mundo. Podemos sentir su presencia o ceder a los deseos de la carne. Podemos gozar de su presencia o sufrir la esclavitud del legalismo religioso.
La vida detrás del velo es maravillosa… ¡entra!
¿Quieres vivir detrás del velo con Él? Haz esta pequeña oración:
“Padre, deseo tu presencia en mi vida. Enséñame maneras específicas para aprender a conocerte más. En el nombre de Jesús, ¡amén!”
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